22 de junio de 2005

Reflexiones...

Me enamoré en dos ocasiones:
ninguna menos sublíme que la otra
uno, el primero, vino con la costumbre (el amor)
arrullaba mis imágenes de niño esa vez
caminando a su lado, anhelando gritarle mi amor
viviendo con las falsa mariposas del alma;
el otro, vino con las noche de silencio
observando su sonrisa distraída y felíz
inyectando en mi propia tristeza una luz.
Me equivoqué en dos ocasiones:
la primera, fue por desconcierto
cuando te fuiste, creí que todo finalizaba
perdí las fuerzas para creer que volverías
entonces arropé mi pasado con el manto del olvido;
la segunda, ni tanto una mala experiencia
mas bien una dulce desesperación, pues,
con las ropas de mi actual semblante
sonreí a tu negativa, cual si fuera un sí.
Acerté en llorar y reír en dos ocasiones:
la primera, cuando lloré por su repentina partida
luego, mas tarde, reí porque regresaste a mis brazos
aunque solo fuera a dañarme de una forma tan sutíl;
la segunda, no siendo menos importante
lloré al comunicarle mi amor en la distancia
aún lloro al recordar su rostro iluminado
río cuando en mi debilidad, logro encontrarle
irradiada de un nuevo matíz, como esta luna
que, reinando esta noche brinda su luz
al igual que la canción triste que se repite en mí
me brinda fuerzas para ser feliz, para llorar y reír
y dos veces recordar mis amores
los únicos dos que realmente importaron
uno, todavía hoy aflijido por la distancia
dramáticamente, el otro, olvidado por mi propio bien.

A.W.
05.

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