22 de agosto de 2011

Poema de lunes escrito cualquier otro día

Miro tus ojos; sonríes
te quedas siempre callada y usas los brazos
para columpiarte sobre mis cansancios
no importa que sea miércoles;
no importa si no quiero cansarme.

Me pregunto siempre lo mismo
dejas la cama y llegan de inmediato
jamás estoy solo;
tu, igual tienes tus hijos
cientos de bastardos con historias
sobre lugares conocidos, ladrones de tiempo
a los que llevas con vos en cada mudanza
y los alimentas, cuidas y ves morir,
a veces lamentando la desgracia de la selva,
ese lugar donde ellos parecieran
no poder seguir jamás
condenándote a quedarte sola,
irónico desenlace de tantas preguntas.

Te miro a los ojos. Aprendí canciones cortas
imaginando que será más fácil
que pedirte que me esperes
jamás será nuestra última guerra,
prometo regresar completo
trayendo culpas y desvaríos
porque me sentía solo.

Y jamás será igual nuestra cama
no recuerdo que existan dos versiones de ti
qué hago mientras te espero,
si ni siquiera logro estar sólo?;
tú sigues teniendo tantas cosas
yo casi olvido mis historias,
los lugares por los que luché;
por los que sobreviví
regresando de una pieza
tonto, pero vivo
tanto como para tropezar con tus riquezas
tus momentos felices
y todas tus historias,
como ahora ya no tengo nada.

Trato de recordar los caminos
buscar las palabras perdidas
es tan difícil aceptar que no puedes,
sientes como todo pierde la ciencia
no hay método científico que concluya seguir
todo se vuelve apegado a marcharse
llegas al fondo y decido rendirme
justo cuando tocas la puerta,
y los bastardos corren a recibirte
se empujan por abrirte
yo en cambio no tengo nada que darte
todo lo he perdido;
todo lo he olvidado
por regresar de una pieza
por eso no corro a recibirte
sólo he luchado por volver a ti
como lo pediste.

Vuelves a mirarme por un momento
sonríes,
ahí, cuando todo se olvida
y yo sólo quiero contarte tantas cosas.

A.W.
11 

17 de agosto de 2011

Preguntas


Es repulsion
conciencia mutua del divorcio
igual a las cuerdas de un piano viejo
de los que ya no sé como tocar,
aunque tú siguas dormida
y dormirás por siempre
cual buena cliente de tus otoños.

No es cansancio
podría verte despertar
de millones de años sin vivir
te lavarías el rostro para siempre
saldrías a comerte las aceras
dejando a un lado los taxistas,
 armándolo todo otra vez.

Y yo volvería a estar enamorado
llegarían las flores
el camino a ser felices
sin angustias;
tomaría tus manos y te cuidaba
copiando comportamientos del cine;
tú pagarías las palomitas.

Puede que sea torpeza
yo dejando las luces encendidas
buscando pretextos para no levantarme,
decirte que ya no puedo más
que esta vez quedé demasiado roto;
me defiendo de casi cualquier cosa
si se desviste tan rápido como tú.

Y si fuese olvido?;
sin excusas, sin razones?
aquí quedaría firmado un pacto de palabra
donde tú me dejarías también despertar
aunque ya no sepa como dormir
entonces, culparemos a las flores y a las horas
por no dejarnos ser .

No creo ser yo.

A.W.
11

2 de agosto de 2011

Pastores en el Metro



Yo no quiero pastores en el Metro
tampoco sacerdotes o rabinos, aclaro
no es una cuestión de culpar a unos
y presidenciar a otros;
nadie quiere a Dios sin desayuno
enviados nocivos gritando a todo pulmón
que de los que llegamos temprano al trabajo
quizás la mayoría no logremos llegar a su reino,
una especie de secuestro de personas dignas
que tal vez tampoco han desayunado
aunque  quieran a Dios en sus casas.
Yo no quiero lamentos en el Metro
en ese refugio de cálidos 25 minutos 
contra  la ciudad, el humo y el ruido,
de todos los problemas de la superficie
con mis deudas, mis preguntas
y mis tantas dudas de mí mismo
para también sumarle la ansiedad
de cientos de salvadores de la palabra
de los que compran biblias y no alimentan a los pobres;
de los que pastorean hambrientos y piden diezmos;
de los que me recuerdan  que no se por qué  murió mi padre.
Yo no quiero a Dios en el Metro
Tenemos todos los días para él, cada segundo
Y no entiendo porque se le hace tan difícil
Dejar un momento sólo para mí.

A.W.
11