23 de abril de 2012

Lunes; Domingo; Lunes

Se me ocurren muchas cosas que pensar en estos días. Feria del Libro en Santo Domingo; muchos amigos que son portadores de palabras juntos; semanas mucho más cálidas. Vivir en esta ciudad es parte sueño cumplido y parte pesadilla, todo se torna un poco más complicado, incluso sentarse a escribir dos líneas.


Este mes siempre trae consigo un tono diferente frente a la forma de ver la vida; de cómo manejar las palabras. Aprovecho el Día Internacional del Libro para volver a compartir algunas palabras con ustedes. Confieso que todavía ando buscando un rumbo a esto que crece dentro mío. Como siempre, agradezco su compañía.

Amen un Libro y hoy, háganlo parte de su vida!


W.

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Ser inconstante
como una mañana de trabajo;
como una travesía en metro
treinta y cinco minutos
con pastores que jamás se callan,
salvado por el Ipod
descubriendo canciones que me enloquecen;
canciones que me excitan.

Ser inconstante
cual pasajero que aborda agotado
autobús para el Cibao los sábados
libro en mano, esperando la carretera
pero una vez dentro se duerme
y pierde todo el camino
ya no leerá por bosques y naranjas,
no habrá Jacaranda para Camus y Borges;
me robaron a Camus mientras dormía.

Pero, regresando a la realidad,
ser inconstante
como salir un jueves en la noche
estacionar los cansancios en el Duarte
olvidarse de los cánones
nada de maricones a la izquierda
mariconas a la derecha,
y heteros en el centro;
nada de esas mierdas homofóbicas.

Ser inconsistente
como sentarse a escribir una líneas
escuchando que el país se hunde
imaginando literalmente
el ozama que se quiere tragar la zona,
llevándose la guitarra del Terror bajo el agua
el altar de los hare khrisnas navegando
la sudestada inesperada
entre los bares de los jevitos;
el letrero de Bio
rumbo a la corriente del atlántico.

Ser Inconstante
imaginando la cara de mi hijo
naciendo como en la portada de Nirvana
oliendo a "Teen Spirit" bajo el agua
y su padre subiendo las escaleras del metro
con una canción de Kanye West
queriendo olvidarse de todas las biblias;
de todo ese programa semanal
que lo persigue esos treinta y cinco minutos.

A.W.
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