3 de septiembre de 2004

Sábado en la tarde. (algo real, por asi decirlo...)

Primera parte.

Hoy no tengo ganas de escribir poesía, solo quiero contarles un episodio de mi vida, una tarde que pasa mientras caminaba por los lado de un olvidado malecón tratando de encontrar un sitio que había visitado con frecuencia hacia ya varios meses, pues me parecía esplendoroso y a la vez tan triste y auto dependiente de su falta de plurales que la verdad me encanto.

y empecé a caminar por el malecón, en la parte donde se sientan los borrachos, los locos y los que recogen botellas para venderlas: frente a los bomberos; también seria bueno agregar que estaban el 75% de los vagos que al carecer de un oficio necesario y indispensable (pues tienen con una botella de Brugal), junto con dos o tres motoconchos (palabra que se usa para designar al hombre que trabaja en un motor con la finalidad de llevar a las personas a su destino por un precio razonable, muy conocidos en la región norte de la republica dominicana) que trataban de no pensar en los precios de la gasolina ni que no tenían los cuartos del alquiler del día para el motor y se recostaban a dormir en las bancas frente a la playa pues el calor estaba insoportable.

Bueno, a la vez, yo aprovechaba para seguir comiéndome una que otra almendra que encontraba en las bancas (no en el suelo, por lo de las enfermedades y eso...) y trataba de no pensar mucho en que el día anterior tuve que buscar 6500 pesos para la inscripción de la universidad que me dolían mas que el diablo. Pero, nada, trataba de seguir adelante; además tenia una camarita que deseaba y ya se me iba a hacer realidad el sueño de tirarle fotos a mi cueva favorita. También he de agregar que tenía 20 pesos en los bolsillos, para que me duraran el fin de semana repleto pues mi madre no tenía un Peso que brindarme, además de que me encontré con una señora que me pidió 10 pesos y me remordió la conciencia si no se los daba así que imaginen lo que hice…



Segunda Parte


Como les iba diciendo andaba indagando por los lugares escondidos del malecón puertoplateño buscando cosas a que tomarle una foto (y tratando de no pensar en la olla que tenia arriba), aquí seguiré con la segunda parte de mi relato.

Mientras caminaba trataba de observar a mis alrededores, descubrí algo insólito, algo nuevo, talvez hasta desconocido a mis ojos, a mi mente, pero los temas anteriores eran los mismos, no podía sacar de mi cabeza esas ideas que atormentaban y que me ponían los pelos de punta; esas mismas ideas eran las que no me dejaban dormir y que me mantenían con un tratamiento de ojeras gratuitas por mas de un mes. Por estos días me pasan muchas cosas por la cabeza, muchas ideas locas, muchos proyectos, pocos sueños al dormir (¿es obvio no?), pero igual no le ponía mucha importancia, igual seguía caminando, observando a las personas tratar de seguir con sus vidas.

Alcance a ver una cueva que no conocía, así que me acerque y tome algunas fotografías como lo venia haciendo, estando allí me remordió el dolor de ver el lugar repleto de todo tipo de basura que se puedan imaginar, pensé que aquel lugar podría ser un excelente lugar para la explotación turística, hasta para el ecoturismo, pero luego me salio de la boca la mas grande de las sarcásticas sonrisas que he podido lograr en toda mi existencia (republica dominicana, el paisito de las maravillas!!), pero bueno, termine de tomar mis fotos y seguí mi camino hacia lo que realmente estaba buscando. Al acercarme a mi destino principal en la zona de las playas contaminadas del malecón de mi hermosa ciudad, encontré unas personas bañándose, lo cual me pareció tan extraño; era como si no les importara, al parecer es como si se olvidaran de todas las consecuencias a su salud de acudir a estos sitios, no sabia si conmoverme o reírme, así que para no parcializarme solo les tire otra foto, la llame felicidad tortuosa.

Ya casi estaba en mi destino final: es el lugar donde he venido a meditar desde hace mucho tiempo; aquí vine a terminar un día antes de la muerte de mi abuela no se porque solo se que así fue, parece que Dios me estaba preparando para recibir la cachetada mas grande e insólita que había de recibir en estos días. Les puedo asegurar que maldije su nombra por algunos días, cuando mi ira y dolor se apoderaron de mi alma, me arrepentí de todo lo que paso.

Cruce de otro lado de las barandas del malecón y procedí a buscar uno de los lugares de descenso para fotografiar algunas cosas para mis amigos, a los cuales les había comentado del lugar. Buscando me encontré con una flor amarilla y muy hermosa (lo cual se me hizo extrañísimo en esta zona tan desolada y vacía), me alegro el detalle de bienvenida que se me estaba brindando; procedí a usar mi cámara.

Al final pude descender, allí estaba yo nuevamente, frente a aquél lugar que me había traído tanto placer en el pasado, tanta paz y armonía para mi alma, cada vez que necesite de llorar allí estuvo para mi: silente y compresivo sin esperar nada a cambio cual buen amigo. Ahí estaban los viejos condones de algunos que al igual que yo eligieron aquel lugar como refugio.

Siempre me e preguntado ¿acaso será el mejor lugar para llevar sus lagrimas y ahogarlas? o como diría R3, ¿lanzarlas de bruces al olvido?

Todo lo que sentí mientras estuve ahí fue tan personal, mis lágrimas corrieron igual que cuando volví la última vez, todo fue tan hermoso....


Acuarius Wasarry.


Les recuerdo que toda esta bazofia si es real, me paso un sábado cualquiera, en un momento cualquiera, con recuerdos y emociones reales; disculpen si mis memorias de este sábado los aburren por completo, no fue mi intención escribirlas, solo lo hice...

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