18 de mayo de 2011

Prólogo de una ciudad dormida

Hace ya algún tiempo inicié en mi blog una corta serie de poemas llamada: "Insomnio; una serie"; dada las circunstancias obvias de mis horas de conexión a internet (No logro dormir de noche) decidí continuarla, comparar los poemas de aquella vez con los que pueda engendrar ahora y finalmente tratar de cerrar este nuevo círculo de desorden de sueño que me ataca.

Espero les guste y si gustan, me ayuden a comparar, entrando a Basura trascendental y analizar los poemas de ayer y los de ahora que por el momento, es sólo uno.

W.

Imagen: "Sleeping giants"; imágen tomada de Deviantart.com [By Perverted]

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Tanta gente dormida
igual no pasa nada,
te subes al camino
prolongas los dedos
enciendes el computador
te sientes poderoso en el silencio;
navegador de los dioses,
kilobits y canciones a la velocidad
de un trago de nostalgia
de los que también se marchan.

Cientos de pronósticos guardados
sobre la economía y la crisis,
miras el calendario que tampoco dice nada
cansado de esperar alarmas,
fechas que se conviertan en puertas
a lugares donde no puedes entrar;
tantas casa dormidas en la cuadra
sin jardineras que cuidar
los mismos perros, sarnosos sin raza
taladran la quietud con sus lamentos
sobre la posición de la luna
y esa caminata insolente de la muerte
por la esquina contraria de la calle,
repulsiva, maloliente pero inalcanzable;
indiferente a sus fauces de redil.

No logro encontrar las cinco entre sábanas
he buscado soluciones, conjuros, excusas
pero todo parece ser inútil ante esto
carezco de fortaleza para rehabilitar
cada letra de este teclado que no duerme
y te subes al camino (Introspección)
y enciendes el computador
y te sientes poderoso en el silencio
y salvas un poema y piensas en publicarlo
y hacer antología, quizás ser recordado
como el mítico poeta del insomnio,
armador de esta selección de palabras rancias.

Tanta gente dormida
igual no pasa nada,
publicas los poemas
entonces,  esperas paciente
el equivocado flujo de visitas
millones de somnolientos
que no te recordarán por este poema;
ya es tiempo de dormir.

A.W.
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