A Cecilia. Para que seas nuestro mejor poema.
Tu madre y yo decidimos sin preguntarte
Que podíamos planearte y dibujarte
Organizar tus sonrisas y tus cabellos,
Imaginar cómo sonreirás mientras te hablamos
Disidente, atrevida, religiosa, con perdón de tu madre;
No creyente, para el clamor de tus abuelas.
Cecilia cuando llegues, serás todo un suceso
Yo te llevaré de la mano cada mañana de escuela
Escribiré “te amo” en cada una de tus mejillas
Cuando no quieras que te deje en el portón del jardín
Y me pierdas hasta las cuatro;
Y te pierda hasta que crezcas.
Quizás tu madre tenga razón y vengas parlanchina
Llena de preguntas que no responderá el catecismo
Y te ates a la ciencia, al furor de los ojos y las manos,
Al clamor de la pubertad y la torpeza de algún muchacho
De los que te muestran muy temprano que Dios no existe.
Pero quizás sea tonto pensar que serás
Si tu madre y yo sólo hicimos un pacto
Donde nos recordamos las miradas,
Y nos dijimos a la cara las verdades necesarias,
Formalizando las caricias y el sexo sin aprobación.
Tú sigues siendo nuestra próxima idea
Pero es seguro que vendrás como prefieras;
Atada únicamente a tus creencias
Huirás de las nuestras, dejarás marcas en tu cuerpo
Harás el amor, te equivocarás y intentarás nuevamente,
Y encontrarás quien contigo también haga planes.
A.W.
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